2.3.05

Los hombrecitos de Flores (II): La polémica


Un hallazgo tan excepcional como el de Homo floresiensis siempre alborota el gallinero científico. Y ha de atravesar un sano periodo de críticas y contracríticas que acabará decidiendo cual es su aportación real. Eso es lo que está pasando.
Chris Stringer sosteniendo LB1
De entrada, por el momento Eudald Carbonell, co-director de las excavaciones de Atapuerca y uno de los arqueólogos españoles más conocidos, duda que un cerebrito tan pequeño sea capaz de fabricar útiles de piedra como los que aparecen en la cueva de Liang Bua junto a
Homo floresiensis. El paleontólogo catalán Salvador Moyà va más allá, y ha manifestado que puede tratarse de una falsificación.

Ahora ha saltado a escena un experimentado paleoantropólogo indonesio, el profesor Teuka Jacob. Jacob es el único investigador que ha podido estudiar directamente los fósiles de Flores (aparte de los autores del hallazgo), y quien los conserva actualmente.
Como una zorra en el gallinero, Jacob afirma que la supuesta "mujercita de Flores" y sus congéneres no tiene nada de inusual.

El pequeño Johannes

El testimonio del periodista de "The Guardian", llegado a Flores para cubrir la noticia, es muy gráfico. Cuenta que, nada más llegar, le presentaron a un venerable anciano de cerca de cien años llamado Johannes. Johannes mide 1.25 metros. La talla de Johannes no es un caso excepcional. De hecho, tanto su padre como su abuelo eran de muy pequeña talla. Por alguna razón genética, esta disminución en la talla de la familia de Johannes sólo se manifiesta en los individuos masculinos. Las mujeres son "normales". Johannes afirma que su talla se la debe a sus antepasados. Supongo que desde que se hizo público el hallazgo de los pequeños hombres de Flores, diferentes antropólogos están mareando a Johannes y su familia midiéndoles el cráneo, los brazos, la nariz, las uñas...

Jacob dice que no es aventurado que Johannes y su familia desciendan de la "mujercita de Flores". Y, aunque no fuesen descendientes directos, Jacob asegura que no son más que una versión pigmea de
Homo sapiens, pero de nuestra misma especie. Algo así como la familia de Johannes hace 13.000 años.

Más leña al fuego: para Jacob, la supuesta "mujercita de Flores" es en realidad un hombre. Además, si bien es cierto que su cráneo es más diminuto de lo que cabría esperar incluso para una talla tan pequeña, este hecho se explica fácilmente si se trata de un individuo microcefálico. O sea, alguién que, además de ser muy bajito, tiene una cabeza extremadamente pequeña. Según Jacob, esta anomalía puede ser tan común en determinadas poblaciones como de un caso cada 500 individuos.

Los autores del hallazgo, Peter Brown y su equipo, se defienden diciendo que es mucha casualidad que los ocho especímenes sean enanos , y que son los adultos más pequeños que nunca se han hallado. Jacob contrataca diciendo que las poblaciones "pigmeas" no son inhabituales en la región, y que grupos humanos de talla muy pequeña aún persisten al oeste de Papua, en las islas Andeman y Nicobar, y en las Filipinas. pero que todos son
Homo sapiens. Estas poblaciones "pigmeas" antes eran muy comunes, pero ahora se han diluído considerablemente con las oleadas de inmigrantes "normales", y sólo perviven en algunas bolsas aisladas.

Junto a Jacob hay otros paleoantropólogos, como el austaliano Alan Thorne, quien además aporta el dato de que en 1975 se encontró en Creta un craneo microcéfalo de hace 4.000 años, muy parecido a la supuesta "mujercita de Flores". Pero, de momento, la gran mayoría de investigadores, la plana mayor de especialistas en evolución humana, defienden la nueva especie
Homo floresiensis. La polémica acaba de nacer.

La situación recuerda a lo que ocurrió cuando aparecieron los primeros hombres de Neandertal. En una primera fase, se dijo que eran individuos patológicos, anomalías humanas contemporáneas que se habrían perdido en las cuevas dónde se les encontró. El tiempo -con la generalización de hallazgos de neandertales- se encargó de darle categoría de especie a ese ser anómalo. ¿Pasará lo mismo con los restos de Flores?

De momento, la acidez de la polémica se expresa en las duras palabras de Thorne: "Si -como el profesor Jacob piensa- es un caso de microcefalia, hay un montón de especialistas en mi campo que no saben reconocer al 'tonto del pueblo' cuando lo tienen delante".
¿Cerebritos adultos tan diminutos son capaces de pensar como nosotros? A pesar de la opinión contraria de Eudald Carbonell, es posible que sí. El hombre adulto más pequeño registrado se llamaba Gul Mohammed y medía 0,57 metros. Aunque era tan pequeño, tenía un cráneo desproporcionadamentre grande ( no tengo datos de las medidas del cráneo). Pero incluso así, su talla era sólo un 60 por ciento de la de los hombrecitos de Flores. Lo que está claro es que este ser diminuto -Mohammed- no era ningún deficiente mental.

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