9.7.05

Leonardo da Vinci o la avalancha de ideas: el cocinero (II)


Seguimos con la vertiente culinaria de Leonardo, tal como se refleja en el libro "
Notas de cocina de Leonardo da Vinci"(1). Ya sabéis, mantened lubrificado el sentido del humor.

Tras la vuelta al taller de Verrocchio, Leonardo persiste en imaginar formas de preparar los alimentos de manera "práctica". Es ahora cuando empieza a idear artilugios para ahorrar esfuerzos en la cocina, y coincide con las primeras escrituras en sus cuadernos -de los que se cree que sólo se conserva una tercera parte- , muchos diseños de los cuales se han interpretado como máquinas de guerra, cuando en realidad estaban pensados para la cocina.

Pero los quehaceres cotidianos del taller de Verrocchio (encargos de retratos, retablos y otras obras artísticas) le mantienen ocupado y sin tiempo para materializar sus diseños de cocina.
A continuación relato los avatares de Leonardo tal y como se expresan en la obra, difíciles de resumir sin perder algún divertido matiz:

"Entonces, en el verano de 1478, a consecuencia de una riña entre bandas rivales, el fuego destruye la famosa taberna. Leonardo, abandonando el encargo más importante que había recibido hasta entonces -un retablo para la Capilla de San Bernardo del Palazzo Vechio-" abre una taberna improvisada."

La taberna fracasa. La fina sociedad florentina no se adapta a los platos experimentales de Leonardo, por muy bien pensados y presentados que estén.

"Los tres años siguientes no son buenos para Leonardo. Ninguna taberna quiere tomarlo como cocinero o darle algún tipo de trabajo a causa del calamitoso efecto que tienen sus excéntricas recetas sobre todos los clientes. No parece dispuesto a volver a su retablo o a proseguir cualquier otro de sus encargos de pinturas. Simplemente se sienta por las calles de Florencia a dibujar, tocar el laúd e inventar nudos.
Leonardo, que no ha recibido ningún pago ni reconocimiento por sus diseños y está poco dispuesto a volver a la monotonía de los retablos, se siente cada vez más incomprendido. Deprimido tras su segundo gran fracaso culinario, hace el equipaje y abandona Florencia. Cuando Lorenzo de Médici se entera de que Leonardo está decidido a marcharse, -en parte para disculparse por haberse comido sus modelos de mazapán- le da una carta de presentación para Ludovico Sforza "El Moro", gobernador de Milán. Pero cuando Leonardo la abre, no encuentra ninguna alusión a sus aptitudes como pintor o cocinero; Lorenzo lo recomienda únicamente en calidad de consumado tañedor de laúd.

En 1482 , Leonardo viaja a Milán (...), llevando otra carta de presentación para Ludovico El Moro, pero esta vez escrita por él mismo:

No tengo par en la fabricación de puentes, fortificaciones, catapultas y otros muchos dispositivos secretos que no me atrevo a confiar en este papel. Mis pinturas y esculturas pueden compararse ventajosamente a las de cualquier otro artista. Soy maestro en contar acertijos y atar nudos. Y hago pasteles que no tienen igual."

Ludovico concede audiencia a Leonardo, y le impresionó tanto que Leonardo abandona la sala como su consejero de fortificaciones y maestro de festejos y banquetes de la corte de los Sforza.
"Al fin le parece que es alguien, no un simple artista y escritor de poca monta. Tiene sus propios servidores, su propio taller, y a su alrededor se mueve la gran corte de Milán (...). Con una carta ha cambiado toda su vida.
Y, sin embargo, al principio Ludovico sólo emplea a Leonardo para entretener las sobremesas, tocando el laúd, cantando, proponiendo acertijos, enigmas y bromas, o enseñando nudos a la corte. Parece no tener ningún interés en los diseños que Leonardo le presenta; y cuando éste, dándose cuentas del gusto de su patrón por los placeres sensuales de la vida, recurre a construir modelos de sus proyectos con azúcar y gelatinas temblorosas, corren la misma suerte que las que realizó en mazapán para Lorenzo de Médici (se los zamparon). Nunca sabremos cuántos de los diseños de Leonardo no vieron nunca la luz por culpa de este destino."
Aviso de que hay sorpresa final.

(continuará)

(1) Shelagh & Jonathan Routh: "Notas de cocina de Leonardo da Vinci" (2001) Ed. Temas de Hoy.

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