28.8.05

¿Llega la Edad Oscura de la innovación?(I)


La innovación es a la diversidad cultural lo que la mutación es a la diversidad biológica. Es el motor del cambio, lo que proporciona nuevos elementos diferenciadores que pueden ser definitivos a la hora de que una cultura o un grupo organizado de memes persista y se extienda.

Hoy, la innovación parece correr desbocada: aparatos de telefonía actualizándose constantemente, aplicaciones de internet en constante mejora, ordenadores cada vez más potentes, ingeniería genética que permite clonar o proteger cultivos, medicina cada vez más desarrollada y eficaz,... Lo que ha dado en llamarse "Nuevas Tecnologías" -normalmente aplicable a las nuevas aplicaciones en Telecomunicaciones- ha penetrado en nuestra vida cotidiana y se ha globalizado. Se diría que vivimos la Edad de Oro de la innovación.
Pero fijáos en una cosa: cuando se piensa en cómo será el futuro, tendemos a imaginar un mundo ideal en el que los avances se han impuesto. Y se produce una curiosa paradoja. Normalmente, esas predicciones nunca se cumplen. Si hojeáis publicaciones antiguas que describan como sería el mundo en el año 2000, por ejemplo, veréis que casi siempre se equivocan. Coches volando por las calles, conquista del espacio, robots por todos lados y para todo, etc.
La innovación no va al ritmo en que la percibimos, va más lenta. Un estudio reciente pretende explicar este fenómeno para concluir que nos aproximamos a un fuerte descenso en la innovación.
Según Jonathan Huebner, el físico californiano autor del singular estudio, la tasa de innovación per cápita alcanzó un pico hace un siglo y desde entonces declina (ver gráfico). Es desde luego, un controvertido punto de vista. La mayoría de estudiosos consideran que la innovación está creciendo exponencialmente. La ley de Moore, por ejemplo, pronosticaba que la capacidad de los chips se doblaría cada 18 meses; y así ha sido hasta ahora. La ingeniería a nanoescala, la secuenciación genética o el rápido aumento del ancho de banda están impulsando oleadas de innovación.
Pero Huebner está seguro de sus predicciones, y lo bueno del caso es que en unas décadas veremos si se equivoca o no. Huebner se dió cuenta del hecho de que los imaginados avances no llegaban con la prontitud que se esperaba, o incluso no llegaban nunca. Y se preguntó si no habría un límite a la innovación. Basándose en una obra de reciente publicación -The History of Science and Technology (Houghton Mifflin, 2004)- seleccionó 7200 avances clave y los relacionó con la población. Los resultados le sorprendieron.

Gráfico de innovación por habitante

En vez de crecer, o al menos mantenerse igual, la tasa de innovación per cápita decae desde la cumbre que alcanzó en 1873. Después de observar este fenómeno, Huebner se dedicó a contabilizar las patentes americanas desde 1870 hasta hoy. Y los resultados coinciden con la anterior observación. Las patentes USA por número de población alcanzaron su clímax en 1915. Desde 1873 hasta 1915 fue realmente un gran periodo para los inventos, puesto que coincide con la época en que Thomas Alba Edison -el más prolífico inventor americano- patentó sus descubrimientos como la bombilla, las resistencias eléctricas, las cámaras fotográficas o el fonógrafo.

FUTURO MEDIEVAL

Según las observaciones de Huebner, hoy la tasa de innovación es de sólo 7 "
importantes avances tecnológicos" al año por cada billón de habitantes. Lo que equivale a la tasa de innovación del año 1600. A pesar de los altos niveles educativos de la actualidad y de las ingentes inversiones en Investigación y Desarrollo, "ahora es más difícil para la gente desarrollar nuevas tecnologías", dice Huebner.
Extrapolando la curva del gráfico de Huebner a las próximas dos décadas, la tasa de innovación cae a plomo hasta niveles medievales. "
Nos estamos aproximando al 'punto de Edad Oscura'. Lo alcanzaremos en 2024."
¿Pero por qué cree Huebner que el avance tecnológico cae en picado? Lo que apunta Huebner es que se está llegando al agotamiento de las tecnologías factibles. El desarrollo tecnológico crece ramificándose por sectores, como un árbol. "
Tienes el tronco y las ramas principales, cubriendo los campos mayores como el transporte o la generación de energía. Justo ahora estamos llenando las ramas menores, y los tallos y hojas. La cuestión fundamental es: ¿Queda alguna rama principal aún por descubrir? Mi impresión es que hemos descubierto ya la mayoría de las principales ramas en el árbol de la tecnología", dice Huebner.
La tesis de Huebner ha despertado mucha polvareda y un interesante debate acerca de si el desarrollo tecnológico es o no indefinido. Analizaré las reacciones en artículos posteriores.

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