7.11.05

Mono economicus


"Démosle un dólar al mono, a ver qué hace". Esta curiosa idea fue la base de un posterior estudio con el que dos investigadores americanos pretendían averiguar si las leyes de la economía humana rigen también entre nuestros parientes más próximos.

El economista Keith Chen y la psicóloga Laurie Santos han dado a conocer los resultados de este estudio, difundido masivamente por 'The New York Times', en el que se enseñó a monos capuchinos a intercambiar dinero por alimentos.

Los monos capuchinos son pequeños e inquietos. Sus intereses parecen ser sólo la comida y el sexo. Son monos del Nuevo Mundo, así que divergimos hace mucho de ellos. Su cerebro es pequeño, pero ya nos habían dado alguna sorpresa.

El caso es que se adiestró durante meses a un grupo de siete capuchinos a recibir comida a cambio de unas
chapas metálicas. En cuanto asumieron la función de las chapas, se examinaron las reacciones de los capuchinos ante diferentes situaciones. A cada mono se le asignó diariamente una paga consistente en doce chapas, intercambiables cada una por una pieza de comida, fueran uvas, dulces o algún otro alimento comparable. Tenían que decidir en que gastaban su recien estrenado sueldo.

En un determinado momento, se "abarató" el valor de uno sólo de los productos. De modo que, desde entonces, con una única chapa conseguían dos dulces en vez de uno, como antes era habitual. Los monos no tardaron en darse cuenta de ese hecho, y prefirieron obtener el doble por el mismo precio. Reaccionaron racionalmente: acudieron gustosamente a las rebajas. Actuaron como cualquiera de nosotros haría, siguiendo una de las leyes básicas de la Economía: cuando el precio de un producto baja, la gente tiende a comprarlo más.

Las observaciones no acabaron ahí. Se les vió robar; no eran capaces de ahorrar; se comportaban de una manera irracionalmente humana cuando se les propuso juegos de riesgo; e intercambiaron su dinero por sexo. ¿Os suena? ¿A qué otra especie os recuerda?

Adam Smith, el fundador de la Economía clásica, escribió que "
nadie ha visto nunca a un perro hacer un claro y deliberado intercambio de un hueso por otro con otro perro". Y que "nadie ha visto a un animal por sus gestos o por sus sonidos significar a otro, esto es tuyo, esto es mío. Quiero darte esto por esto otro". Así, Adam Smith quería remarcar que la habilidad de la Humanidad para el intercambio económico era exclusiva. Que el homo economicus estaba solo.

Los siete capuchinos de la Universidad de Yale contradicen las conclusiones de Adam Smith. Los monos pueden actuar en términos económicos. Otra cosa es que- en libertad- no les interese hacerlo. No sea que acaben trabajando -iba a decir como bestias- para llevar cuatro chapas a casa a fin de mes.

3 Memes sueltos:

Anónimo dijo...

Esto es toda una sorpresa. Los capuchinos también conocen el oficio más viejo del mundo. XD

Un saludo.

Memecio dijo...

Y ya se había observado en otros primates, en este caso intercambio de "favores" por comida, no por chapas.

Anónimo dijo...

definitivamente los compartamientos humanos (en este caso esconómicos) estan muy ligados a tendencias ancestrales, no deberíamos negarnos q estamos estrechamente emparentados ...
les recomiendo un articulo de Fran B M de Waal "Así negocian los animales", muchos ejemplos y comparaciones.